Prof. Elmar Salman

Naturaleza del alma
Con esta intervención el profesor Salmann hace un camino de acercamiento a la compleja realidad del alma, concepto intangible pero que al mismo tiempo define lo esencial de la persona. El inicio está dado por cuatro aproximaciones fenoménicos: la voz de una persona con su timbre y su musicalidad, su rostro con todas las variaciones expresivas de su subjetividad, el nombre como singularidad que implora ser reconocida, la continuidad en el pasar de los años como recuerdo y narración de sí aunque en las variaciones de experiencias.
Siguen ocho perspectivas o espirales de corte longitudinal, en el cual el alma es principio, índice, ritmo y conciencia de vida, movimiento y teleología de la vida, de aura enigmática, de expresividad y receptividad de la vida, de acercamiento y desprendimiento como diferencia valorizante, de conciencia de la identidad que va reconocida por mi y por los demás, de autodistancia de sí para ponerse como polaridad, de poder iniciar algo con sí mismo y con el mundo, de fondo abismal de la relación indecible con sí mismo y con el otro.
A través de un esquema de rosa de los vientos, se agrega el corte transversal con las parábolas de vida; desde la parábola de la proveniencia que remite al recibir como caliz a la parábola de la soledad beata, hasta la parábola del futuro esperado y a la parábola del común arquetipo, como reino del abismo y de pulsionalidad.
Al centro de todo la conciencia que se entretiene con todas las distintas dimensiones y parábolas.
Se pone, en fin, la necesidad de explorar no solo la condición de la relación con sí mismo, mas sobre todo aquella dialógica entre sí y el mundo, creando una caja de resonancia, una esfera de mediaciones, haciéndose intérpretes entre mundos distintos y descubriendo juntos un alma común, el alma del mundo.
En fin, un motivo sobre la vertiente neurótica, cuando el ser humano, para ponerse al refugio de todos, no se vuelve más vulnerable, no interpelado, cerrándose en un mundo de autoreferencia; a este punto se ha transformado en un tipo y así pierde el alma.


Don Claudio Berardi

Presencia y acción del Espíritu Santo en la experiencia espiritual del cristiano
Don Berardi introduce al conocimiento de la vida espiritual, presentando en modo sintético, pero suficientemente claro, la acción del Espíritu Santo en la vida del cristiano a partir de sugestivas citaciones bíblicas y del Magisterio, poniendo en evidencia cómo la “experiencia mística” descripta por los Doctores Místicos sea obra del Espíritu Santo que interviene sobre la facultad del alma para dirigirla o para suspenderle la actividad. Sucesivamente viene afrontada la cuestión del discernimiento espiritual – entendido como búsqueda de la voluntad de Dios a la luz del Espíritu de Dios – a través del análisis del significado de los términos “discernimiento” y “discreción” utilizados por San Juan de la Cruz en sus obras y aplicadas en modo particular a las experiencias místicas que señalan el camino de purificación de las almas llamadas a recibir el don de la unión con Dios.
Un posterior análisis concierne la doctrina y la clasificación de las experiencias místicas presentadas por San Juan de la Cruz (visiones, revelaciones, locuciones), como distintas formas de “aprensiones” del alma. Por fin vienen descritos los criterios generales y explícitos del discernimiento espiritual, entre los cuales resaltan por relevancia aquellos dirigidos a los directores de almas, que deben siempre preferir el camino de la fe respecto a las visiones que el alma pueda recibir.


Don Riccardo Petroni

Fundamentos bíblicos e historia de la demonología en la vida de los santos
En la primera parte de su intervención, don Petroni toma en consideración algunos episodios bíblicos en los que  se puede conocer la naturaleza y la acción de satanás con respecto al hombre. De los escritos del Antiguo Testamento, en efecto, ya es posible obtener la naturaleza personal y creatural de satanás, cuya acción destructiva no es nunca absoluta y definitiva, sino que se inscribe en un amplio proyecto salvífico de Dios. El Nuevo Testamento confirma y completa esta revelación. En efecto, el Señor Jesús, viniendo al mundo para destruir las obras de satanás (cf 1Jn 3,8), durante su vida pública cumple numerosos exorcismos. Estos no son simplemente sanaciones, porque en ellos Jesús no habla a las personas enfermas, sino que se dirige a una conciencia distinta de aquella del poseído, imponiendo tendencialmente dos cosas: silencio y fuga. En los escritos del Nuevo Testamento se ve, además, que satanás obra en modo de asimilar a sí otras personas para conducirlas a realizar sus diseños nefastos. En la segunda parte de la intervención, a partir de la experiencia vivida de los santos, vienen descriptas varias formas de vejación u obsesión que el demonio ejercita  para obstaculizar el crecimiento en la vida espiritual de aquellos que con determinación y más radicalidad comienzan un camino de seguimiento de Cristo. Esto es un dato constante en la vida de la Iglesia que se puede confrontar en los Padres (por ejemplo en la Vida de Antonio escrita por San Atanasio o en los Diálogos de San Gregorio Magno), en el medioevo y en la edad moderna (por ejemplo San Francisco de Asis (1226) y Santa Francisca Romana (1440), y en la época reciente (San Juan María Vianney, San Juan Bosco, Santa Gemma Galgani, la pequeña Árabe, San Pío de Pietrelcina).


Don Giancarlo Gramolazzo F.D.P

El discernimiento espiritual: demonología y mística
Exorcista de la Diócesis de Roma de más de 33 años, Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas.
Uno de los problemas más importantes y difíciles es el del discernimiento. Nos encontramos en un contexto donde el modo de dar las noticias crea psicosis. No existe preparación en las personas que informan ni en las que reciben la información, además al no tener fe confunden y atribuyen el hecho al demonio con una grave consecuencia : la desresponsabilización de la persona. Deber del exorcista es también el de descongestionar la mente de las personas frágiles. El demonio no es un fenómeno, es una realidad. Ser buscados como si fueran magos o como quienes resuelven un problema causado por un desorden moral o por una fragilidad mental les crea una carga inutil de trabajo quitándoles tiempo para quien tenga verdaderamente necesidad. Los exorcistas y los psiquiatras corren un gran riesgo: el de la omnipotencia. Para comprender los casos humanos es necesario entrar en lo vivido de las personas, teniendo mucha humildad, evitando ser superficiales en hacer diagnósticos y sacar una rápida conclusión, porque es esto que se esperan de nosotros: un rápido diagnóstico claro y un tratamiento resolutivo.
Si nosotros no tenemos bien presente que el demonio no es una proyección de la mente, no es una cosa inventada y primitiva, nunca alcanzaremos a entender lo sobrenatural. Las enfermedades van tratadas como enfermedades, por lo tanto excluyamos de nuestro discurso las personas que están enfermas de trastornos mentales. Si es necesrio el exorcismo debemos preguntarnos cuál es el plan de Dios en esa persona.
Nos equivocamos cuando damos mucha importancia al demonio y ninguna importancia a Dios, el Señor cumple una obra de salvación sirviéndose de un alma en la que permite la acción del demonio. En los casos de mística si no se reconoce la intervención de Dios no se llegará a entender ningún fenómeno místico y se verá sólo el aspecto humano. Una comunidad debe sostener a la persona que está viviendo esta prueba. El demonio no toma ninguna iniciativa porque no puede entrar o molestar a una persona si no tiene el permiso de Dios. Una acción del Espíritu no es objeto de estudio de la psiquiatría, psicología o medicina, existen enfermedades que son catalogables pero el demonio no lo es, pues se presenta diversamente en las personas haciendo muy dificil el diagnóstico porque es un espíritu y por lo tanto su acción no es esquemática.
Viene presentados algunos casos: una mujer de 30 años traumatizada pero no poseída; un sacerdote inmaduro e inadecuado que quiere ser a toda costa nombrado esorcista por su Obispo; una joven de 21 años estigmatizada sin ser una verdadera mística; una religiosa que al Convenio eclesial de Verona pone en duda la necesidad de la caridad hacia los poseídos porque no existen; un profesional de Pavía que modifica el modo de hacer los diagnósticos al cambiar de opinión luego de haber tenido un caso en su familia; texto y oración del exorcismo delante a 500 jóvenes, religiosas y Obispo donde ninguno sabía qué cosa fuese, teniendo una idea falsa por un filme visto; niño de 5 años que discute correctamente de teología; un niño de 8 años con una fuerza sobrehumana; una joven profesional con supuestos trastornos psiquiátricos se eleva delante al psiquiatra que aconseja llevarla a un exorcista.


Padre Frédéric Le Gal

Metapraxis entre psiquiatría y exorcismo
En esta intervención, el padre Le Gal presenta su experiencia personal de religioso exorcista sobre el territorio, en un hospital psiquiátrico y con los presos enfermos de trastornos mentales; y se basa en una importante casuística recogida por él mismo en un tiempo comprendido entre el 2004 y 2006 (223 + 243 casos). Para el padre Le Gal la misión de sacerdote exorcista, dentro de la Iglesia Católica, consiste en acoger las personas que sufren, en escuchar sus males y sus aflicciones y en el acompañarlas en sus sufrimientos; además hace el discernimiento de los fenómenos de alienación espiritual maligna de posesión y la relativa determinación de las causas con la finalidad de que estas personas sean liberadas y desatadas de la influencia maligna y puedan ser regeneradas integralmente en la presencia consoladora y salvífica de Dios.
“Estoy mal”, “Me hacen del mal”, “Me han hecho un hechizo”: esta recurrente “letanía” de la superabundancia del mal hace de ello una realidad espantosa, contingente y para nada necesaria; no sabemos de donde viene, pero sabemos que pone un problema a la comprensión racional de las cosas, del mundo, también por parte de los creyentes: Dios es omnipotente y absolutamente bueno, sin embargo el mal existe. Se trata, pues, de tomar conciencia, examinando cada uno los propios experiencias del mal, de las cuales algunas veces somos actores y otras víctimas.
El hombre es herido y puede ser herido en el campo físico, psíquico y espiritual. La historia personal y el pecado provocan heridas que lleva a la persona a consultar al exorcista (si estas personas se han identificado con la acción del maligno), otras veces al médico y desgraciadamente en muchos casos a prácticas esotéricas que agravan la situación: es fundamental la acción conjunta del sacerdote, del psiquiatra y de aquellas figuras que con competencias distintas colaboran para alcanzar un correcto diagnóstico, para que el problema sea afrontado correctamente.
Como afirman los Padres y la historia de la Iglesia: el mal se combate, el sufrimiento se acompaña y el dolor se cura.


Dr. Luca Moretti

Aproximación interdisciplinaria a un caso de posesión
El Dr. Moretti, asesor de Congregaciones religiosas y de Diócesis en varias partes del mundo, asimismo de la Santa Sede, se propone el objetivo de encuadrar la experiencia mística y, al interno de esta, la de la posesión, trance y éxtasis, haciendo referencia a un caso específico, muy complejo, por él mismo estudiado. El dr. Moretti trata de Suor Angela. El caso de la religiosa muestra una notable dificultad diagnóstica y terapéutica donde son presentes fenómenos de dudosa interpretación con manifestaciones inscribibles en las formas místicas y/o de posesión diabólica.
Citando sus mismas palabras “el hombre es un sistema abierto donde nada es excluido de entrada y la ciencia, cuando sabe ofrecer magistralmente la propia contribución, es consciente de los propios límites y es cierta solo parcialmente acerca de los propios métodos”. Por la naturaleza ambigua y enigmática de la dimensión mística, se debe aproximar a ella sin prejuicios y estudiarla con una perspectiva multidisciplinaria que tenga en cuenta la valiosa contribución derivante de las distintas disciplinas humanísticas y científicas,  entendiendo con esto según los términos las ramas de la ciencia que se ocupan de eventos demostrados, mensurables y reproducibles. Sobre esta base el Dr. Moretti, en calidad de médico y hombre de ciencia, se concentra en modo particular sobre el análisis de los fenómenos físicos que acompañan la experiencia mística, investigable por su naturaleza, declarando a priori el propio punto de perspectiva que está representado por la epistemología “fundamento del paradigma científico que está en mis bases”.


Prof. Massimo Aliverti

Historia y antropología de la posesión/obsesión diabólica
El profesor Aliverti cumple un excursus histórico sobre la presencia, en las distintas culturas, de la figura diabólica.
Cuando se habla de posesión diabólica se entiende la ocupación del psiquismo, de tipo sonámbulo o lúcido, por parte de una realidad extraña (demonio o espíritu). En muchos pueblos está presente una intuición de una realidad espiritual maligna, de la cual hay que defenderse con modalidades distintas según la cultura a la cual pertenecen; muy frecuente la enfermedad psiquiátrica viene interpretada de esta manera.
En las distintas culturas se descubren prácticas para proteger o liberar a las personas de esta entidad. Muchas prácticas chamánicas presentes en todo el mundo, tienen verdaderas finalidades terapéuticas, a veces para expulsar los espíritus malignos. En la medicina popular del mundo occidental se encuentran mezclas entre el mundo antiguo y el cristianismo. En la mayor parte de las regiones del vecino oriente, incluido Rusia, se encuentra la creencia en dos principios contrapuestos del bien y del mal, del espíritu y de la materia. En la mitología griega y romana existe la presencia de la divinidad del mundo de los infiernos y la creencia en seres con aspectos humanos y animales unidos.
Los asirios–babiloneses identifican divinidades en grado de causar enfermedades. Para los hebreos el diablo es una entidad creada por Dios y pone a la prueba al hombre. En los evangelios Jesús libera muchos endemoniados y transmite esta capacidad a sus discípulos que lo ejercen en Su nombre. El cristianismo inicialmente identifica el diablo con las divinidades paganas y con los herejes: se desarrolla un debate interno desde los primeros siglos para determinar la naturaleza y el origen del mal. La lucha contra el demonio se convierte en un elemento central desde el desarrollo del monaquismo hasta que, en el medioevo, el contacto y la interacción con el mundo diabólico se considera normal. En el período de la inquisición aparecen numerosos manuales aptos para explicar las prácticas de las brujas, los procesos contra ellas y los síntomas de la posesión diabólica. En el año 1500, inicia un proceso en que se asigna a la enfermedad mental la posesión, y hacia la mitad del 1700 desaparecen los procesos de brujerías y queda solo el exorcismo. Sufriendo las influencias del iluminismo, positivismo y marxismo, también dentro de la Iglesia surgen algunas corrientes que interpretan el demonio como una fuerza abstracta o un mal no personificado. Los Papas, sin embargo, han corroborado siempre, también en el siglo xx, la personificación del demonio y la consiguiente validez del exorcismo.


Prof. Massimo Aliverti

Psicopatología de la posesión/ obsesión diabólica
El profesor Aliverti examina las patologías psiquiátricas que tienen mayor relación a los temas de la posesión.
El psiquiatra y el sacerdote, frecuentemente se preguntan, si los  problemas a afrontar en algunos pacientes sean de naturaleza espiritual o psiquiátrica. Muchos autores del período del iluminismo reducen todas las manifestaciones demoníacas a la patología psiquiátrica.
Hay algunas condiciones psicopatológicas en las que el paciente puede creer de ser poseído por el diablo: trastorno disociativo de identidad (en la vieja clasificación era el trastorno de personalidad múltiple), trastorno del pensamiento (el episodio psicótico agudo y la psicosis delirante crónica), psicosis melancólicas, la epilepsia del lóbulo temporal. Particular importancia tiene el delirio en todos sus aspectos: frecuentemente son presentes componentes de tipo místico-religioso.
La casuística personal de los psiquiatras contempla muchas situaciones que pueden ser interpretadas también como posesión demoníaca.

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