Don Claudio M. Berardi 

El hombre integral y diálogo interdisciplinario
La intervención es introducida por una panorámica histórico filosófica que recorre la parábola descendente de la modernidad con respecto a la concepción del hombre. El fundamento de la desorientación antropológica no es la ciencia, sino el modo de entender el método científico. El desafío cultural contemporáneo es el de poner a dialogar los hombres de fe y los hombres de ciencia, esto es posible evitando la superposición epistemológica, distinguiendo las competencias para una visión unitaria del saber. Se evidencia la utilidad y la necesidad de un enfoque interdisciplinario para el conocimiento de la realidad, entendido también como respuesta a la fragmentación del saber y a la decadencia sapiencial de la posmodernidad. La unidad del saber es propuesta no tanto como un método filosófico sino más bien como un itinerario de formación personal y universitario. La confusión generada por distintos enfoques filosóficos y “científicos” en el ámbito antropológico y metodológico debe ser atribuida a distintas causas históricas y preconcebidas, una de estas es la carencia de rigor semántico y la falta de distinción entre la dimensión psíquica y la espiritual. La intervención desea una mayor colaboración entre el mundo científico y el saber teológico creando un lugar de encuentro, bajo el mismo “techo” aunque habitando en “habitaciones” diferentes, conscientes de que la “puerta” del saber está abierta para todos y nos invita a «construir la habitación a la sombra de la Sabiduría y habitando en ella».


Dr. Leonardo Marletta

Pecado-vicio de gula-gastrimargia
El doctor Leonardo Marletta parte de una premisa sobre las enfermedades espirituales (enfermedades del alma) como pasiones y deseos desordenados, que implican el alejamiento de las facultades del alma de su orientación a Dios. La dimensión espiritual del pecado-vicio de gula-gastrimargia está representada por la búsqueda excesiva del placer mediante el comer, de la intemperancia de la boca y del vientre (gastrimargia, como “locura del vientre”); es manifestación de la concupiscencia (condición humana de brama, de posesión, de deseo), y del yo egoísta que bloquea el camino espiritual. Siguen algunas intervenciones y condiciones para la curación espiritual como: reorientar las facultades del alma hacia Dios; sinergia entre el esfuerzo humano y la gracia recibida; adecuar la voluntad humana a la de Cristo; conversión como modificación radical del estilo de vida; la voluntad de curarse; ejercicios de disciplina de la propia oralidad; los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía; la oración; la práctica de las virtudes de la templanza sobriedad y moderación; el combate contra los pensamientos; ser centinelas vigilantes y evitar que nuestros corazones se carguen para estar preparados para el combate espiritual contra las tentaciones. El relator indica como necesario un cambio de perspectivas: de la lógica del consumo a la de la comunión/condivisión; amar no sólo los dones, pero también al Donador, como enseña san Juan de la Cruz en la Noche oscura del alma, para ser totalmente puros y libres de cualquier deseo de posesión al fin de unirse a Dios mediante la caridad. Por último, ha sido tratada la dimensión psicológica-social y de los modeles culturales amplificados por los medios de comunicación: el alimento punto de encuentro entre naturaleza y cultura, al que están interesados los valores relativos al placer, la posesión de los bienes materiales, la afirmación de sí mismo, el bienestar y la felicidad, el dolor y el sufrimiento. En conclusión se muestra como en el tema de la comida-alimento están implicadas varias dimensiones: la material-biológica, la simbólico-cultural y la espiritual, por lo tanto la necesidad del alimento concierne la comida y el agua, los gestos y las palabras que alimentan las relaciones, la Palabra de Dios.


Prof. Mihály Szentmártoni, S.J.

Bulimia y anorexia
El profesor Mihály Szentmártoni sitúa la relación hombre-comida entre dos extremos: por un lado la idolatría del alimento que se ejemplifica en el caso del rico del Evangelio y por otro el desprecio de los alimentos que se ejemplifica en algunos casos de ascetas entre los primeros eremitas. La relación del hombre con el alimento puede ser deformada y convertirse en síntoma de algún trastorno mental, mediante el fenómeno del trastorno alimentario, alarmante en nuestra sociedad occidental: la anorexia, la bulimia, el vegetarianismo y otros nuevos trastornos. Se profundiza el tema de la anorexia con los criterios diagnósticos de la severa pérdida de peso, el miedo de engordar, el dismorfismo corporal, l’amenorrea. Se analiza la alteración de la imagen de sí mismo, que hace percibir el propio cuerpo como inadecuado y, en particular, permanentemente en condiciones de sobrepeso. El relador traza algunas ideas sobre los enfoques terapéuticos: sacarse del estómago de la ballena, en el cuál la terapia consiste en salir de la morsa de protección familiar; dejar ir al hijo pródigo; Overeaters Anonymous (el grupo de los Obesos anónimos). No existen las anorexicas y las bulimicas. Sólo existen muchas personas que no saben más bien como y cuando “abrirse” o “encerrarse” al mundo y que utilizan el alimento para decir algo. No hay nada que “arreglar”, “reparar” o “normalizar”. Sólo hay que abrir la puerta a la alegría de vivir y dejar de pensar que todo es un “peso”. Hay que entender que no es tanto el “síntoma” que hace sufrir, sino el sufrimiento que se transforma en síntoma, para negociar con la realidad el precio de su libertad. Por último, se analiza la “santa” anorexia mediante la experiencia de santa Francisca Romana (1384-1440), tratando de identificar los rasgos que la distinguen de las anoréxicas de hoy. La moderna anorexica busca un fin social: salud corporal, magreza y autocontrol. La santa anoréxica de la Edad Media busca su salud espiritual, el ayuno es un acto de privación; ve al Cordero, Cristo Jesús, y está cerca de Él en paraíso y siente el amor de Dios y se alimenta de la Hostia sagrada.


Dr.ssa  Lavinia Gasperini

Respuesta a la pobreza y el hambre con un enfoque interdisciplinar
Para promover los Objectivos de Desarrollo del Milenio en las Naciones Unidas, la FAO utiliza la colaboración interdisciplinaria en una filosofía de intercolaboración con muchas organizaciones cívicas y religiosas, públicas o privadas que puedan ayudar para hacer frente a la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo. Objetivo fundamental es la seguridad alimentaria que integre el aspecto cualitativo y cuantitativo de la alimentación, no sólo para los consumidores, sino también productores. En particular la intercolaboración Educación para las Poblaciones Rurales quiere crear un puente entre los que tratan con el desarrollo umano (en un sentido global, físico, biológico, espiritual) y los que participan en el desarrollo rural para cerrar la brecha entre población urbana y rural. Su actividad se basa en la convicción, confirmada por los estudios recientes, de que la inversión en la educación, en la formación y el desarrollo de habilidades es un requisido esencial para la reducción de la pobreza y para el aumento de la seguridad alimentaria de cada País. Teniendo en cuenta que el setenta por ciento de los pobres vive en las zonas rurales, se comprende la razón del compromiso específico y primario para las poblaciones que viven en el campo y la importancia de la sensibilisación de los gobiernos a nivel nacional u internacional, para que el tema de la educación de la población rural no sea incluido y mezclado dentro de los grupos llamados desfavorecidos o vulnerables, come los discapacitados, prisioneros, etc. Las principales actividades de la intercolaboración ERP, que tienen lugar durante más de diez años, se pueden resumir en algunas grandes áreas de intervención: asignación de recursos a la población rural; creación de una coordinación entre los diferentes organismos comprendidos en el desarrollo; facilitación del acceso a la educación; educación al desarrollo agrícolo apoyando y promoviendo la creatividad empresarial; contener la huida de los maestros de las zonas rurales. Algunos segnales positivos de las acciones realizadas por la FAO se pueden ver en el hecho de que algunos Países que ha inscripto en sus programas la promoción de la educación rural sirven como modelo para otros Países en via de desarrollo, además en algunos casos las personas logran más facilmente a manifestar al gobierno central las necesidades de las zonas rurales. Por fin la Declaración de la Cumbre Mondial de los jefes de Estado realizada en el 2009 ha reconocido la necesidad de investir recursos en las infrastructuras rurales, insertando entre estas también el vasto campo de la educación.


Dr. Paolo Soster

Alimentarse de Dios: aspectos médicos en el caso de la beata Alexandrina Maria da Costa
La intervención trata de la vicisitud de la beata Alexandrina Maria da Costa, nacida y vivida en Portugal a comienzos del siglo XX, en sus aspectos médicos relacionados con la subsistencia con la sola Eucaristía; situación que ha sida verificada en el ámbito hospitalario y que suscita interrogantes importantes sobre la naturaleza de los fenómenos observados. Una progresiva disfagia desde marzo de 1938 llevó la Beata a no ingerir más ningun alimento o bebida con la excepción de la Sagrada Eucaristía. Por lo tanto, le fue propuesto un internado voluntario en el Refugio para la parálisis infantil de Oporto para 40 días de observación médica, de los cuales resultó que Alexandrina no comió, no bibió, ni defecó u orinó durante todo el período. El cuadro clínico configurable en situaciones similares es de insuficiencia renal aguda que no ocurrió en el caso de la Beata.
Varias son las interpretaciones: la teoría cientificista que considera de poder explicar los hechos mediante el progreso de la técnica y de los conocimientos o con las enfermedades mentales; otra considera el organismo humano capaz de utilizar energías internas al cuerpo que se manifiestan en condiciones particulares como la santidad; una interpretación aún diferente proviene de las realidades orientales donde, sin embargo, no existen estudios científicos. La Iglesia Católica considera este caso un milagro que muestra a la humanidad la verdadera naturaleza de la Eucaristía: el Cuerpo de Cristo como verdadero alimento y como prefiguración de la subsistencia del organismo después de la resurrección de los cuerpos que tendrá lugar a la fin de los tiempos.


Don Riccardo Petroni

Espiritualidad eucarística en la vida de los santos
La espiritualidad eucarística unifica la vida de todos los santos, porque es proprio a partir de su relación conciente y activa con Cristo presente en la Eucaristía que han podido practicar las maravillosas obras de caridad de las que tenemos testimonio, pero sobre todo practicar las virtudes cristianas en grado heroico. En la comunión eucarística se realiza reciprocamente lo que el Espíritu Santo obra en la consacración de las especies eucarísticas: recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo el cristiano es asimilado y como transformado en Él, hasta que su ser ya no le pertenece, pero se convierte en el Cuerpo de Cristo. San Pablo, el primer Santo eucarístico, expresa el cumplimiento de este misterio cuando afirma: «No soy yo que vivo, sino Cristo vive en mí» (Gal 2,20). En época patrística san Ignacio de Antioquia, sabiendo que tenía afrontar la condena a muerte “ad bestias” por su fé en Cristo, expresa el deseo de convertirse en “pan molido por Cristo” y suplica los cristianos de no interceder con las autoridades romanas por su liberación, porque a través el sacrificio de su vida en unión con Cristo pueda realizarse su “transubstanciación”. Santo de la Eucaristía por excelencia es san Tarcisio, el joven acólito encargado por Papa Sisto II de llevar la Eucaristía a los cristianos condenados a muerte por la persecución; matado brutalmente a pedradas murió empuñando la Eucaristía que custodiaba con gran amor y que se convirtió en parte de su mismo cuerpo. No es posible nombrar todos los Santos relacionados a la Eucaristía. Entre los más recentes se recuerdan san Pedro Maldonado (matado por odio a la fé, en Méjico, mientras intentaba custodir el Santísimo de la profanación de los militares) y el Cardenal Van Thuân (prisionero por 13 años, de los cuales 9 en aislamiento, en una cárcel de Vietnam).


Prof. Jordan Sliwinski O.F.M. Capp.

Comida y violencia: aspectos simbólicos
El tema «comida y violencia» es enfrentado a través de un análisis antropológico relativa al contexto cultural de la civilización occidental contemporánea, de la que se destacan en particular tres aspectos: el consumismo (comer algo), el canibaismo (comer a alguien), la autoconsumación (comer a sí mismo). Hoy en día el hombre se alimenta de las emociones, sentimientos, impresiones istantáneas y fugaces y los bienes de consumo se han convertido en una manera de crear continuamente nuevas sensaciones, con el doble riesgo de un derroche excesivo de recursos y la pérdida de su identidad historica. Además, las relaciones entre las personas se basan principalmente en una concepción del hombre limitada a la dimensión corpórea; esto se traduce en una reducción de la persona a un objeto de consumo para su propio interés o placer, pero al mismo tiempo en un anhelo de una relación personal auténtica fundada en el amor. Por último, también por las nuevas tecnologías, se asiste a alguna alienación del sujeto de la realidad, a un aislamiento del mundo real que quita a la persona la libertad de elección, haciéndola dependiente de lo que se le propone. Pero también hay aspectos positivos como el consumo crítico y la sensibilidad ecológica que se estiende cada vez. En el ámbito religioso se detecta una tendencia a considerar la religión como un analgésico contra los problemas y las dificultades de la vida y por lo tanto como un objeto del supermercado, en lo qual los valores se relativizan en base a la propia exigencia. La enseñanza cristiana es rica de reflexiones y de propuestas – como la epistemología del ayuno – en grado de responder a la visión restrictiva de la persona y de la religión.


Prof. Elmar Salmann

Comida y belleza: entre contemplación y conjunción
Entre el acercamiento simbólico-figurativo (lógica de la visio y de la contemplatio) y aquel opuesto que pone el acento sobre la realidad de la comida, del comer (lógica de la consumpito), el profesor Salmann enfrenta el tema de la Eucaristía en el nombre de una lógica dialéctica que contestualiza y relativiza las dos posiciones. Profundizando la corriente clásica de la teología escolástico-tomista, en particular a partir del análisis de los himnos eucarísticos de san Tomás de Aquino y de algunas questiones de la Suma Teológica, demonstra que los dos aspectos son comprendidos, y en alguna manera superados, en el gran misterio de la Eucaristía. Siete puntos ayudan a comprender esta perspectiva: en el centro de los misterios cristianos hay como un hueco, una realidad inasible e inexpresable; la Última Cena como resumen de la praxis de Jesús, y entonces como signo del significado de su vida; el ritual eucarístico que oscila entre simbología animal y sublimación; el vastísimo campo semántico utilizado en referencia a la Eucaristía, que comprende la memoria, la benedición, el elogio y la adoración, se extende al sacrificio, al don, a la oferta (oblatio, pascha), pasa por la presencia escondida, pero revelada, hasta la consacración, la conversio, la mutación de substancia; la dimención sacrificial que expresa la inmolación sangrienta de Cristo; el comer (sumptio) entendido como el alimento espiritual del alma, que es a su vez tomada, transformada en lo que recibe y disfruta de la visión (contemplatio) de Dios; la dimensión escatológica de la visión y de la alimentación que conduce a la lógica de la monstratio eucarística: Cristo se expone a nuestra contemplación, para que nos dejamos exponer existecialmente a otros para mostrar algo del rostro de Dios a aquellos que aún no saben.


Mons. Alceste Catella

Comida y liturgia
Mediante la lente de la “mediación antropológica”, con la que se evidencia el sentido humano del comer, Mons. Catella analiza el “ritual” eucarístico, instituido durante la Última Cena, y explica su significado a partir de la valencia simbólica de los gestos realizados y las palabras dichas por Jesús Cristo durante toda su vida. El Nuevo Testamento asimila la vida y la historia de Jesús a un banquete, en el que la Eucaristía es el memorial. En el Evangelio de san Juan la simbología del comer y del beber es muy rica y se refiere sea a la vida de gracia, que a las relaciones de amor entre Padre, Hijo y Espíritu Santo. Jesucristo es el que sacia la sed de los hombres, mediante el don del Espíritu Santo, el cual hace manar la vida divina en el corazón de los creyentes; el alimento de Jesús es hacer la voluntad del Padre; Cristo es el pan vivo descendido del cielo, que dona su vida, ofreciendo su carne y su sangre como alimento para los hombres. El pan que Jesús toma en la mano en la Cena Eucarística es portador no sólo de un simbolismo natural e histórico, sino también de aquel resultante de la historia “sobrenatural”, del Antiguo y del Nuevo Testamento (Pascua, maná, etc.).
El rendimiento de gracias de Jesús se extiende al don de toda la creación y a la humanidad recapitulada en Él. El acto de romper del pan es el don libre de su vida, por amor al Padre y a los hombres, transcripción simbólica y perfecta de la éxtasis trinitaria, en la que cada persona divina no es que relación subsistente y no existente que en los Demás. El “cuerpo entregado” expresa el pasaje desde el cuerpo de carne al cuerpo mistico. Con el mando: «Hagan esto en memoria mía», Jesús invita a toda la Iglesia a entrar en su acto eucarístico de donación y de amor, para que la acción del hombre se convierta en la acción de Dios a mediante el hombre. El vino es símbolo de alegría y de sufrimiento juntos, con que Jesús nos significa que su muerte, con todo el amargor que implica, contiene, sin embargo, una alegría inexpresable, porque es la realización de la Alianza, de la comunión entre Dios y los hombres, anticipación de la alegría sin fin en el banquete celeste.


Prof. D. Fabrizio Pieri

La tentación de Jesús: «No sólo de pan vive el hombre»
La llave ermeneutica que el profesor Fabrizio Pieri utiliza es la experiencia humana del Hombre Jesús en el desierto de la prueba, que vive y gasta toda su existencia para saciar el hambre del Pan del Padre, que consiste en realizar hasta el fondo Su voluntad. Se profundizan los textos del Evangelio según Lucas, también en el original griego. En Luca 4,1-13 Sataná pone a prueba la divinidad de Jesús en el intento de alejar su voluntad de la del Padre. Jesús responde a la tentación poniendo su divinidad y su poder solamente al servicio del Padre, porque por este acto trasluzca y se realice el proyecto de salvación. En Luca 22,39-46 Jesús se muestra en la debilidad de su humanidad, para ser modelo para los discípulos: sólo la oración permite vivir la prueba como un camino de salvación. En la oración, más que el alejamiento de la prueba, Jesús pide la fuerza para superarla. En efecto, el Padre no aleja el cáliz, pero envía un ángel a confortarlo. La tentación como misterio de la prueba – que es vivida por Jesús dolorosamente hasta el punto de sudar sangre, pero también como un kairòs salvifico y redentivo, en la perspectiva de ser el alimento que sacia el hambre del amor del Padre – nos provoca a ser hombres y mujeres creyentes, que se proyectan en lo que realmente importa: acoger, vivir y encarnar la palabra de Dios para no caer en el riesgo profetizado por Amos, en nombre de Dios: «Vendrán días – oráculo del Señor – en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Se arrastrarán de un mar a otro e irán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán» (Am 8,11-12).


Don Andrea Ferrero

Maleficios y alimentación
La posibilidad del maleficio a través de la alimentación se explica desde un punto de vista teológico con la presencia y la acción de Satanás, que desde el inicio de la creación actúa para introducir y difundir el mal en el mundo y en el hombre. Algunos textos de la Sagrada Escritura permiten afirmar que, en algunos casos, existe un vínculo entre esta acción del maligno y el acto de comer, como por ejemplo en el caso del pecado original y la traición de Judas. Se habla de maleficio en sentido estricto cuando se recurre a las practicas que invocan la ayuda y la intervención del demonio para procurar un daño al prójimo, o en sus bienes o en su persona. La eficacia del maleficio está subordinada a la permisión divina, que en algún modo tolera el mal con el fin de lograr un bien mayor; pero depende en parte también de la maldad del que invoca a Satanás. En el Evangelio el Señor Jesús abole toda prohibición alimentaria, declarando que todos los alimentos son puros, y san Pablo, hablando de la carne inmolada a los ídolos, subraya que no tiene ningún valor, de hecho el alimento «maléfico» no contiene substancias velenosas, pero sirve de instrumento sensible y simbólico para l’acción de Satanás. Los maleficios alimentarios no se eliminan recurriendo magicamente a ritos o formulas capaces de deshacer el maleficio (aunque hayan sido realizados por un sacerdote), sino con la invocación confiada a Dios que nos invita a acercarnos a Él en la búsqueda sincera de su voluntad, purificando nuestra fe y confiando en su misericordia y en su ayuda y realizando actos de caridad hacia a Dios y hacia al prójimo.


Prof. Dr. Massimo Aliverti

La dimensión mágico-religiosa del alimento. Historia y antropología de la ritualidad alimentaria
La intervención expone de manera completa y detallada, completándose con numerosas citas literarias, la importancia de la ritualidad alimentaria en la historia multimilenaria del hombre de la que representa una constante que nace de la integración entre factores biológicos y culturales llegando a reflejar la sociedad de pertenencia y está cargada de un valor simbólico que encuentra su mayor expresión en el mundo mágico, mediante la preparación y la asunción de filtros y pociones, y en lo religioso donde asume el significado de «un trámite habitual entre el mundo terreno y el mundo sobrenatural». Rituales se pueden evidenciar en la búsqueda del alimento para obtener cosechas o caza abundantes, en la celebración de acontecimientos importantes para la Comunidad o para una parte de ella como también en los fenómenos de canibalismo en los que la consumición de las partes del difunto servía a adquirir determinadas cualidades. Desde siempre además muchas de las celebraciones del año, sean éstas sagradas o paganas, se caracterizan por el consumo de alimentos, como ocurre con la fiesta de Halloween, de san Nicolás, de santa Lucía, para la celebración de la Navidad, para la reanudación de los Reyes. En el ámbito más específicamente religioso se conoce que todas las principales religiones presentan rituales y normas de comportamiento relacionadas con el alimento. El Cristianismo prevé períodos limitados de abstinencia y ayunas, en la liturgia católica «el pan y el vino se ofrecen a los fieles como cuerpo y sangre de la divinidad», para los judíos existen alimentos prohibidos, rituales para el sacrificio de los animales, así como limitaciones en el consumo de vino y vegetales, los musulmanes no pueden tomar determinados alimentos, observan períodos de abstinencia y preparan la comida de acuerdo a reglas precisas, los budistas y los hinduistas siguen normas que regulan y limitan la alimentación. En conclusión, la «ritualidad alimentaria ha caracterizado en el pasado y caracteriza todavía Países y gentes de cada época y de cualquier parte del mundo».


Padre Roberto Fornara OCD

El pan para consumir: comida, liturgia y don de la vida en la Biblia hebraica
El análisis de los terminos utilizados en el idioma hebraico para indicar la comida o la alimentación en general pone en evidencia una multeplicidad de significados y de aplicaciones que acuerdan de un lado la violencia, la destrucción o consumación, de otro lado la fiesta, la felicidad, la prosperidad, pero también el silencio para escuchar la Palabra de Dios. En el texto bíblico son muy significativas la prohibición divina de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, contenida en el relato de la creación del Libro del Genesis, y las prescripciones detalladas sobre la pureza o la impureza de los alimentos, contenidas por ejemplo en el Libro del Deuteronomio. La limitación puesta por Dios a la alimentación, y por consiguiente el sustento del hombre, significan que el ser humano tiene siempre que reconocer a Dios como origen de la vida y como Él que provee a las necesidades más hondas del hombre. Al mismo tiempo, pero, tiene que aceptar la limitación y la finitud de su propia existencia, sin querer ser la única y absoluta referencia de su propio actuar, pero tiene que asumir un comportamiento de responsabilidad hacia el don y el Donador. La tentación de Sátanas insiste propio sobre el miedo de esta limitación, para obscurar la verdadera imagen de Dios y conducir al pecado, que se consume en el momento en que el hombre, cediendo a la codicia, pierde de vista al Donador y quiere apropiarse totalmente de lo que ha recibido como don. Al contrario, si el hombre aprende a ayunar, renunciando entonces a la lógica de la rivalidad y de la posesión para aceptar la lógica del don, podrá mejor conocer y “ver” a Dios.

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